lunes, 1 de diciembre de 2008

POESÍA CON NOMBRE DE MUJER


Poesía y sentimiento, poesía y género, poesía y ciudad de paisajes y de brumas. Es toda una mezcla de ensueños, de asombro y de nostalgia. Siempre he dicho que la esencia de las mujeres románticas y soñadoras de este lado de la patria se la debemos al encierro cálido que nos ofrecen las montañas. También a ese deseo de querer traspasarlas y llegar más allá de sus límites con nuestros sentidos e imaginación. Cómo no querer ampliar ese abanico de colores verdes y azules opacado a veces por la lluvia y por la niebla, cómo no matizar presencias con ausencias, cómo no abrir el corazón a otras voces que se atrevieron a volar y supieron evadir las rutas del olvido. Y esas voces, que aquí presento como las intérpretes de esa relación especial con la poesía, tienen nombre de mujer. Todas ellas forjadas en el mismo ambiente: Manizales. LVV

DOMINGA PALACIOS
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Del lado cinco de mi corazón
hay una mariposa con muletas
y un arco iris así de medio punto
que necesariamente ha de cruzar
mi sangre detenida diez años luz.
Yo quiero una cometa de colores
con una cola larga
que deshaga las trenzas de mi hastío,
que eche a volar,
aunque tan solo sea por un momento,
este dolor, esta crueldad,
esta inclemencia del aburrimiento.
Quiero una caña de pescar,
una lata repleta de lombrices,
de grillos y de moscas
para engañar las horas,
para inquietar el agua,
para matar el tiempo.
Me gustan las arañas

con un puntito rojo sobre el lomo
y los peces azules sin secreto.
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Puedo vivir en mí
desde la punta de mi pelo negro
hasta el negro charol de mis zapatos.
Puedo hundirme en mi ser.
Puedo habitarme y abrirme y florecer
hasta saciarme de mi conocimiento,
de mi angustia,
de mi tristeza errante.
Puedo andar siempre sola
hasta dejar mi sombra
en cualquier parte.
Puedo, si lo preciso,
hasta dejar de amarte.
Si he de pensar en ti
para poder hallarme
quiere decir que tres cuartos de mi vida
se han muerto en este instante.


BEATRIZ ZULUAGA
SI PREGUNTAN POR MÍ
Si preguntan por mí...
diles que salí a cobrar la vieja deuda
que no pude esperar que a la vida
se le diera la gana de llegar
a mi puerta.
Diles que salí definitivamente
a dar la cara sin pinturas
y sin trajes el cuerpo.
Si preguntan por mí...
diles que apagué el fuego,
dejé la olla limpia y desnuda la cama,
me cansé de esperar la esperanza
y fui a buscarla.
Diles que no me llamen...
Quité el disco que entretenía en boleros
el beso y el abrazo
la copa estrellé contra el espejo
porque necesitaba convertir
el vino en sangre
ya que jamás se dio el milagro
de convertirse el agua en vino.
Si preguntan por mí...
diles que salí a cobrar la deuda
que tenían conmigo el amor,
el fuego, el pan, la sábana y el vino,
que eché llave a la puerta
y no regreso.
¡Definitivamente diles
que me mudé de casa!

ROSTRO
Te miré...
Y se quedó tu luz en mí
como retienen los cristales
la claridad callada
de los tiempos.
Supe que te esperaba
para cambiar la forma
de mi angustia.
Ahora llevo tu rostro levantado,
blanco y sereno,
tallado por el viento
en un muro de siglos.
Supe que te esperaba...
Mi angustia tiene ahora
más hondas claridades.

MARUJA VIEIRA
LETRAS DE ARENA
Háblame. Al fin y al cabo
mis sueños están hechos de palabras.
Tus palabras.
Las que nunca me has dicho y están vivas
con fuerza de memoria verdadera.
Vivas como en el fondo transparente
las estrellas marinas.
Como el recuerdo tuyo que me sigue
y voy llevándolo.
Sin que lo aparte un cielo distinto ni una ola,
ni siquiera la sombra de otro cuerpo.
Escucha....El mar enreda
sus dedos verdes en los arrecifes.
Es como si tu voz estuviera buscándome
sin encontrarme y sin que yo la encuentre.
Desde lejos viene a azotarme el rostro tu silencio.


SIEMPRE
Siempre regresas.
Para ti no hay tiempo
ni tiene oscuros límites la tierra.
Siempre vuelves.
Y siempre estoy aquí, esperando tus manos,
llenándome de sueños como de lluvia un árbol.
No hay nada diferente. Todo es igual y puro
cuando vuelves.
No han pasado los días ni he sufrido. Estoy sola,
con el corazón limpio como una fuente nueva.
Tengo otra vez palabras y caminos
y contigo regresan las brisa y las estrellas.
Regresan las campanas y los pájaros,
me devuelves la música, el murmullo
de los ríos lejanos,
la claridad del monte,
la perfecta verdad de que te amo.