martes, 15 de julio de 2014

EL ABANICO DE SEDA de Lisa See

“Nos enseñan a amar a nuestra familia política, pero, cuando entramos a ella, somos unas extrañas sin más privilegios que los criados. Amamos a nuestros padres porque cuidan de nosotras, pero ellos nos consideran ramas inútiles del árbol familiar. Pese a ser felices en el seno de nuestra familia natal, todas sabemos que la separación es inevitable (…). Las mujeres de mi condado saben que son fuente de tristeza, desazón y crueldad”
 
"... los lotos dorados son más importantes que un rostro agraciado. Una cara bonita es un don del cielo, pero unos pies diminutos pueden mejorar la posición social"

"Cuando seas niña, obedece a tu padre; cuande seas esposa, obedece a tu esposo; cuando seas viuda, obedece a tu hijo"
 
Ir de la mano de Lisa See a una cultura totalmente diferente a la nuestra y descubrir en ella su riqueza y su sensibilidad –también su mundo restrictivo y cargado de represión- resulta emocionante. A su lado nos sorprende el conocimiento de la cultura china, colmada de costumbres y tradiciones que limitan a la mujer y la mantienen alejada de todos los acontecimientos vitales en una sociedad profundamente machista. En El abanico de seda, esta escritora francesa que se crió en EU dentro de una familia de origen chino y se preparó para escribir esta novela con viajes, entrevistas y lecturas sobre la mencionada cultura, nos muestra la vida de dos mujeres que desde niñas están predestinadas por haber nacido el mismo día, a la misma hora y tener sus nombres con ocho caracteres en armonía perfecta. Ellas se conocen desde los siete años y llegan a ser almas gemelas o laotong, lo que les permite compartir todas las alegrías y tristezas a lo largo de su vida. Lirio Blanco y Flor de Nieve son las protagonistas de esta historia cargada de un inmenso amor y de una profunda decepción que terminará separándolas, así exista un sentimiento poderoso imposible de vencer.
Desde la época en que se encuentran, han debido someterse al doloroso recorte de sus pies para que sus “lotos dorados” puedan demostrar su valor frente a la conquista de un marido que los aceptará cortos y sensuales. Han aprendido la escritura secreta femenina o Nu Shu que comparten en su abanico de seda donde se cuentan los aconteceres diarios y las dificultades que cada una debe sobrellevar. Han gastado años de su infancia y temprana juventud en las habitaciones “de arriba” bordando los ajuares que llevarán a la casa de sus esposos y que las acompañarán toda la vida. Han llegado a formar parte de la familia de ellos, cada una con una aceptación social diferente, pero ambas encargadas de valorar su suerte si su rol de madres les regala hijos hombres o por el contrario, si son castigadas con hijas mujeres. Han reconocido su papel en la sociedad, aisladas por completo de la vida activa, y entregadas a la crianza de los hijos, a los oficios domésticos ordenados por sus suegras, a la satisfacción sexual de sus esposos y a la convivencia con las esposas y concubinas de sus cuñados y de su mismo compañero. Han soportado el dolor de su esencia femenina que las obliga a esconder las emociones y a manifestar siempre un respeto y una sumisión propios de la cultura oriental, así sean maltratadas y reciban golpizas en su nueva familia. Un papel impuesto por la sociedad y aceptado con resignación, pero protegidas por el Nu Shu que logra traducir sus penas en palabras y dar comunicación entre ellas de sus más íntimos pensamientos y emociones. Así, después de 80 años, Lirio Blanco nos cuenta su vida y la de su alma gemela que se amaron con una intensidad que solo es posible entre dos seres privilegiados y que surgió de lo más profundo de sus corazones.
El abanico de seda nos permite penetrar en la historia de una cultura milenaria desconocida para nuestros ojos occidentales que la calificamos de violenta e inhumana, pero que resulta rica en expresiones de una sociedad que da un valor especial a la familia y una gran consideración a sus mayores. Una forma de exhibir la vida de las mujeres y de la amistad entre ellas, no aislada del concepto machista de que son la rama inútil del árbol familiar. LVV
 
 

Vale la pena recordar que el NU SHU estuvo a punto de desaparecer en la mitad del siglo XX, pero la República Popular China
 empezó a considerarlo valioso en la lucha del pueblo chino contra la opresión y rectificó su posición.
Es por esto que intenta ahora recuperar textos y conservarlos en el museo de NU SHU.
Además, un símbolo de represión machista como es el vendado de los pies se extinguió a finales del siglo XIX
y demoró años en abolir por completo esta costumbre en las zonas rurales, hasta bien avanzado el siglo XX.