sábado, 6 de junio de 2009

Cómo arreglar la amargura


Cómo arregarla.

A veces es necesario fortalecerla llevando jazmines en su hombro. Otras veces vale la pena anegarla de espinas hasta cansar su delirio. Nunca se recomiendan las campanas de Francia alrededor de su hastío. Tal vez llegará el día de 12 flores amarillas sobre su hombro y entonces hablará sonriente de su conquista. Dirá que todo es nada, pero que valió la pena recuperar su figura, que tuvo melodías consigo, que la esperanza embadurnó la pena y que ahora solo recoge infinitas cosechas de tardes ajenas al asombro. Gritará que su mayor logro es vivir sin corazas, sin penas ni glorias. Finalmente dirá que su vida se transtornó en el sueño de pequeñas violetas: atrapando luces y venciendo misterios. LVV