martes, 2 de mayo de 2017

LA CARNE de Rosa Montero


"La vida es un pequeño espacio de luz entre dos nostalgias: la de que aún no has vivido y la de lo que ya no vas a poder vivir.  Y el momento justo de la acción es tan confuso, tan resbaladizo y tan efímero que lo desperdicias mirando con aturdimiento alrededor”
“Porque uno de los espejismos más extendidos es el de pensar que nosotros no vamos a ser como los otros viejos, que nosotros seremos diferentes. Pero luego la edad siempre te atrapa y terminas igual de tembloroso, de inestable y babeante”
Los años pasan y de pronto encontramos que aquello que veíamos lejano y ajeno a nosotros se va acercando y volviendo nuestro. Las arrugas, el deterioro de nuestro cuerpo, la falta de rapidez de los movimientos, las enfermedades y hasta el peso de los años van dando una nueva forma a la existencia que antes creíamos eterna o mirábamos sin preocupación. Si a esto añadimos la soledad cargada de temores y la nostalgia por muchas metas no cumplidas se hace más dolorosa la percepción del paso del tiempo. Y más lamentable aún si nos comparamos con quienes apenas emergen al mundo llenos de deseos, de esperanzas y de necesidades; aquellos que sueñan con el amor como el más grande tesoro y se entregan a vivirlo con la mayor sensualidad y el más grande placer. Sin embargo, no podemos negarlo, el amor puede aparecer a las puertas en cualquier momento de la vida del ser humano y ¿por qué no abrirlas? 
Esto sucede en la novela de Rosa Montero, cuyo título es LA CARNE porque da énfasis a la parte física y sexual que domina en las relaciones humanas. Una novela sobre el envejecimiento y el peso de los años que causan grandes pérdidas en el cuerpo y en el alma. Una crítica a la sociedad que rechaza la vejez y la vivencia de ella en una mujer sola. Su protagonista, llamada Soledad Alegre, a sus 60 años se cuestiona su vida e intenta desaforadamente ganarle tiempo a su existencia. No se ha casado ni tiene hijos, pero ha estado dedicada al mundo del arte y prepara una exposición llamada Arte y Locura sobre los escritores malditos en la que se debe enfrentar a otros expositores jóvenes que intentan superarla. Al mismo tiempo, ha terminado una de sus pocas relaciones con un hombre casado y le urge llenar ese vacío con Adam, un joven atractivo de 32 años. ¿Qué ganará en esta nueva aventura marcada por el abismo de los años? ¿Será posible reafirmarse como mujer, hacerse visible y vencer sus temores? ¿Tendrá éxito su proyecto laboral ante los embates de profesionales jóvenes que pisan fuerte y con nuevas tecnologías?

Muchas más preguntas nos hacemos durante esta lectura cargada de ironía y de diversión. También de tristeza porque su personaje central esconde los secretos de una vida familiar temprana que prefiere olvidar, pero que comparte con los lectores. Será entonces la ocasión para entender de manera más clara ese temor al fracaso y esa locura por entregarse a la tiranía del sexo. Soledad se aferra a la ilusión de amar y desear para enmascarar sus frustraciones y compensar así esa maternidad frustrada, esos deseos inagotables de sentirse todavía joven y ese paso del tiempo que la va acercando a la muerte. Muy acertado el tema escogido por esta escritora que decide plasmar sus vivencias sobre un tema cercano a ella y que parece asumir con jovialidad. LVV


“La vida era un paquete de regalos en la vida de un niño, envuelto en papeles de brillantes colores. Pero, cuando se abría, dentro no había nada. Tan breve era la dicha, tan larga la pena”
“Así era la muerte, pensaba Soledad. Se enroscaba en la cama junto a nosotros, pero cada noche nos medía para ver cuándo podía tragarnos”
 “De modo que a ella lo único que le servía para olvidarse de la Parca y del desperdicio de la mezquina vida era el amor”