lunes, 27 de mayo de 2013

MEMORIAS DE UN SINVERGÜENZA DE SIETE SUELAS de Ángela Becerra

“Vale la pena haber amado aunque sea solo una vez en la vida”.
 
“El amor es algo espontáneo que nace del fondo del ser y no obedece a ninguna estrategia”.

Resulta tentador asistir a nuestro propio funeral y ser conscientes de las vivencias y reacciones de cada uno de los asistentes ante nuestro deceso. Seguramente encontraremos seres acongojados por nuestra ausencia, otros participarán de una ceremonia a la que se llega  por compromiso social, y  también habrá quienes puedan disfrutarla porque significa un cambio en sus vidas que favorece sus intereses. Esto sucede en el libro Memorias de un sinvergüenza de siete suelas narrado por Angela Becerrra quien le da la palabra a tres personas en diferentes momentos. Una es Francisco, el protagonista de la historia, un hombre que salió de la pobreza extrema hasta llegar a conquistar la esfera más encumbrada; él muere, y ve pasar frente a su féretro innumerables personajes de toda clase y condición social, que llegan allí buscando al amigo fallecido o al enemigo que supo burlarse de ellos y necesitan pedirle cuentas. Las otras dos son mujeres que representaron un papel cercano en la vida de Francisco: Morgana su esposa rencorosa y vengativa, con quien ha tenido siete hijos y disfruta de su estado porque la ha hecho completamente infeliz; y Alma, su cuñada y primer y único amor que lo llora desconsolada, atreviéndose a desprender el velo de las apariencias sociales. Todo esto sucede en Sevilla, en el seno de una familia distinguida con fuerte protagonismo social y múltiples pecados que enmascara el dinero y la fama.

“Del odio se aprende mucho y rápido, quizás mucho más que del amor. Es un tipo de sentimiento que no puedes compartir con nadie por considerársele algo oscuro y rastrero que se adentra en el mundo de las bajas pasiones”.
 “No existe edad para la soledad. Es una bestia que ataca en cualquier momento”.
Una muestra del típico donjuanismo, de esa adicción a la seducción compulsiva que todavía hace mella en la sociedad del siglo XXI, muy propia de la cultura latina. Un seductor de mujeres, cínico, tramposo, embaucador, corruptor de políticos, conquistador de títulos y negocios, escalador de posiciones, manipulador de sentimientos, un sinvergüenza se siete suelas es el personaje central cargado de amor, odio, traición y seducción. Rompe con los límites del comportamiento humano y muestra marcados contrastes que van desde la máxima frustración hasta el máximo odio y erotismo. Cuesta entender su amor desmedido por Alma, aquella niña que conoció en su infancia y no ha podido olvidar, ni siquiera ahora cuando lo aterriza su repentina muerte, poniéndolo frente a su pasado.  A la vez, ella lo sorprende regalándole sus lágrimas y su tristeza. Un contraste fuerte en esta novela marcada por la agilidad y el humor.
Una obra que intenta darle un toque de realismo mágico, tan propio de la narrativa hispanoamericana del siglo pasado, pero resulta artificioso ese intento. Los pavos reales que utiliza como prueba de las multiples conquistas de su protagonista aparecen de una manera forzada y no logran impactar con su presencia, como tampoco producir el efecto demoledor en la vida de Francisco cuando eran sacrificados por Morgana. Por fortuna, puede sobrevivir la novela sin ellos. Sí, en cambio, muy valiosa la habilidad narrativa de la autora, esa capacidad de hacer el relato en tres personas, de hablar como un hombre, y de divertir en esa carrera loca de 81 capítulos y 453 páginas. LVV
“No hace falta morirse para saber que uno nace solo y muere solo. El acto de la muerte es un acto tan solitario… sin duda el más solitario de nuestra existencia”.