lunes, 12 de septiembre de 2022

LAS MUERTES CHIQUITAS de Margarita Posada

 


“Si una sola persona que sufre de depresión y está pensando en matarse reconsidera la idea de quitarse la vida al leer estas páginas, yo me habré salvado también”.

“La inmovilidad se parece mucho a la muerte, y la cama se parece a un ataúd. La depresión es una muerte chiquita. El problema es que no nos hemos muerto”.

“Las muertes chiquitas son como ver fantasmas de uno mismo y recordarse vivo cada instante de la eternidad en que estás muerto”.



Un acercamiento directo a la depresión, a través de las palabras de quien la ha padecido en repetidas ocasiones, es el tema de LAS MUERTES CHIQUITAS. Los que nos acercamos a esta obra de la escritora colombiana Margarita Posada intentamos entender las manifestaciones de esta enfermedad que acosa a millones de personas en el mundo, como “un monstruo” que solo ellas enfrentan y ante el que deben luchar usando las armas de la soledad, la angustia, el desasosiego, la inmovilidad y la indefensión. Eso sí, muy válido el acompañamiento de los seres cercanos para hacerles sentir que no están solos, que hay alguien cerca de ellos dispuestos a ayudarlos. Y más valioso aún, en este caso, la actitud de su autora de acudir a la literatura para expresar sus sentimientos, emociones, sobresaltos, penas; es decir, su mundo interno que es oscuro y tenebroso, pero que una vez traducido en palabras puede ayudar a quienes lo viven y encontrar un consuelo, un acompañante en su duro transitar. En otras palabras, resulta muy válido escribir para sanarse.

Margarita Posada quiere ahora mirar con otros ojos la depresión y sincerarse sobre esa relación extraña con esta enfermedad, evadiendo el interrogante “¿por qué a mí?” que muchas veces la atormentó sin encontrar respuesta. Ahora está atenta a su llegada para intentar manejarla cuando aparezca y rechaza la solución rápida de acabar con la vida, como lo hacen tantos depresivos, y de la no fue ajena en muchas de sus crisis. Sabe bien que dar “ese último paso en ese sinsentido absoluto que se llama suicidio” como ella misma lo dice, no es la respuesta. Reconoce también la necesidad de la medicación y la importancia de la terapia para lograr esa reconstrucción del amor propio que va dando las herramientas para salir adelante. No es fácil para los que padecen este trastorno aceptar esta ayuda, como tampoco la asistencia permanente de familiares o amigos, pero urge hacerlo porque -aún en contra de su voluntad- entienden ese amor y esa presencia que no se cansa de apoyarlos y de ofrecerles su compañía. Valioso además el hecho de aferrarse a la espiritualidad y creer que alguien que está fuera de ese ser vulnerable puede ayudarlos.

LAS MUERTES CHIQUITAS es una obra que describe “la manera de exorcizar los demonios” de la autora y de vencer “ese cáncer de la voluntad” que la ha acosado desde los 25 años. Muchas crisis ha vivido en medio de su trabajo como periodista, escritora, presentadora de radio-teatro-tv, columnista de sexo, jefe de prensa de festivales culturales, editora de consejos de redacción de diferentes periódicos, revistas y de portales web. Difícil imaginar cómo una persona con tanta riqueza intelectual tiene que enfrentarse a esta lucha con la depresión, a esa MUERTE CHIQUITA, a veces tan dolorosa y otras veces tan inhumana. Un verdadero desequilibrio cargado de noches de euforia, de alcohol y de sexo, o de total inmovilidad, ante la cual se encierra y se refugia en su mundo inerte y completamente aislado. Una realidad ante la que ha preparado su huida. 


lunes, 25 de abril de 2022

EL INFINITO EN UN JUNCO La invención de los libros en el mundo antiguo de Irene Vallejo.

 "El libro es un espacio para preservar lo que más amo en la vida".

“El primer libro de la historia nació cuando las palabras, apenas aire escrito, encontraron cobijo en la médula de una planta acuática. Y frente a sus antepasados inertes y rígidos, el libro fue un objeto flexible, ligero, preparado para el viaje y la aventura”.

"Un libro debe ser portátil, debe favorecer la intimidad de quien lo escribe y lee, debe acompañar a los lectores y caber en su equipaje". IRENE VALLEJO

“De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio y el telescopio son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. JORGE LUIS BORGES

“Los libros se escriben para unir, por encima del propio aliento, a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda la existencia: la fugacidad y el olvido”. STEFAN ZWEIG


Un “viaje maravilloso al corazón de los libros” (José Miguel Alzate), una “confesión de amor por la palabra escrita” (Fernando-Alonso Ramírez) y un “homenaje al libro de parte de una lectora apasionada” (Alberto Manguel) son algunas de las apreciaciones sobre el INFINITO EN UN JUNCO, con la certeza de encontrar en esta obra el placer de la lectura. Apareció en medio de dificultades familiares, cuando su autora, IRENE VALLEJO, estuvo atendiendo a su pequeño hijo -día y noche en un hospital de España- y, sentarse a escribir en los pocos ratos libres que le quedaban, se convirtió en su único medio para anestesiar la amargura.  Así, surgieron 400 páginas que formaron un ensayo, mezcla de historia y de sabiduría, de vida personal y de experiencias profesionales, de búsqueda de respuestas y de hallazgos filosofo-lingüísticos, de magia y seducción. El resultado fue esta obra maestra, aclamada por miles de lectores durante El año de la Pandemia, lo que le permitió ganar el Premio Nacional de Ensayo 2020 en España. Ha sido traducido a 32 idiomas y ha vendido más de 400.000 ejemplares, en 41 ediciones.

Sorprendida por los resultados de su trabajo, esta escritora y filóloga, ha descubierto que la gente sí valora las palabras y le interesa la historia de los libros. Ellas aparecieron en tiempos inmemoriales y se fueron creando a partir del lenguaje oral y posteriormente del escrito, sin olvidar el dibujo o los signos gráficos, primera forma de comunicación de la humanidad. Desde la piedra, el barro, las tablillas de madera o de metal, hasta llegar al junco convertido en papiro, luego en rollos de este material y hojas sueltas de pergamino, fueron apareciendo los libros en sus variadas presentaciones, incluyendo la más actual como son los ordenadores y los e-books o tablillas luminosas. Irene Vallejo nos relata -con lujo de detalles- ese pasado fascinante de más de 30 siglos, fruto de sus investigaciones que van más allá de La Ilíada y La Odisea, obras que nacieron en la oralidad. Para lograrlo, divide su texto en dos partes dedicadas al aporte griego y al aporte romano, y hace una exposición que no deja por fuera detalle alguno de ese legado.

La historia de los libros como ella la define es “esa lucha contra el olvido y la destrucción”.  De épocas pasadas, recoge narraciones, cuentos, poemas y memorias que pudieron sobrevivir a las tormentas y deterioro de los siglos, y los mezcla con textos actuales, sin temor y con tal habilidad que logra exponer -de manera asombrosa- esa relación entre el mundo antiguo, el clásico y el moderno que no podemos desconocer. Dichas asociaciones se convierten en textos poéticos, relatos tristes y estremecedores de aventuras, persecuciones, destrucciones y censuras durante milenios, y en sueños y realidades esperanzadoras que dan forma a este ENSAYO. Es de resaltar que no le teme a esta forma narrativa caracterizada por su rigurosidad, y se atreve a romper esquemas que le permiten alcanzar su éxito literario.

También nos habla de ese largo proceso que ha vivido el lector hasta llegar “a ese diálogo libre y secreto” que puede establecer ahora con el libro. Aprovecha para contarnos su propia experiencia cuando siendo pequeña su madre era la rapsoda y la hechicera y ella su público fascinado, acompañado de gestos, miradas y silencios. Y añade: Nunca olvidarás a quien te contó un buen cuento en la penumbra de la noche. Si alguien lee para ti, desea tu placer; es un acto de amor y un armisticio en medio de los combates de la vida. Mientras escuchas con soñadora atención, el narrador y el libro se funden en una presencia única, en una sola voz”. Cabe recordar aquí el papel de los bibliotecarios y en especial de aquellos que van por el campo llevando libros con la ayuda de un animal, biblioburros, o por pueblos y ciudades con sus bibliobuses, tratando de llevar a cabo “ese ejercicio público y generoso de la lectura”. Actúan como los antiguos viajeros que fortalecieron los manuscritos de la Biblioteca de Alejandría, ya que cargaban con ellos “esa esperanza de vida contenida en los libros”.

Otro mérito de esta obra es el de resaltar el aporte femenino a la historia de la literatura y recordar que el primer autor del mundo que firmó un texto con nombre propio -1500 años antes de Homero- fue una mujer, Enheduanna. Esta poeta y sacerdotisa fue exiliada y castigada por atreverse a participar en un mundo masculino donde, por siglos, se le vedó el conocimiento a la mujer y el acceso a toda forma de expresión cultural. Muchas veces sus producciones fueron firmadas con nombres masculinos, y son incontables las obras de mujeres que fueron sometidas al anonimato, al desprecio y a la destrucción.

“Y, sin embargo, desde tiempos remotos las mujeres han contado historias, han cantado romances y han enhebrado versos al amor de la hoguera. (…) Han sido las tejedoras de relatos y retales. (...) Anudaban sus alegrías, ilusiones, angustias, temores y creencias más íntimas. Teñían de colores la monotonía. Entrelazaban verbos, lana, adjetivos y seda. (…) Ahora mi madre y yo susurramos las historias de la noche en los oídos de mi hijo. Aunque ya no soy aquella niña, escribo para que no se acaben los cuentos. Escribo porque no sé coser, ni hacer punto; nunca aprendí a bordar, pero me fascina la delicada urdimbre de las palabras. Cuento mis fantasías ovilladas con sueños y recuerdos. Me siento heredera de estas mujeres que desde siempre han tejido historias. Escribo para que no se rompa ese viejo hilo de voz”.

Una gran riqueza es esta obra cuya lectura se convierte en un verdadero aprendizaje y una aventura sin fin por épocas, lugares, situaciones y múltiples personajes de toda la historia de la humanidad. ¡Qué mejor forma de animarnos a valorar la lectura y las ventajas que nos ofrece como lectores! El libro no puede morir si lo seguimos amando. L.V.V.


lunes, 15 de febrero de 2021

HAY FESTIVAL para todos

Vivir el HAY FESTIVAL de Colombia, en su edición XVI, desde mi casa y en contacto con las ediciones de Cartagena, Jericó y Medellín, fue un regalo maravilloso. Ideal asistir a Cartagena y disfrutarlo allí en todo su esplendor –como lo experimenté hace algunos años–, pero en tiempos de pandemia es otra la puesta en escena. Por fortuna, el festival abrió sus puertas a todos los públicos y en esta oportunidad enriqueció la oferta de invitados, ya que fueron 160 procedentes de 16 países. Ellos estuvieron presentes en 126 actividades digitales y algunas presenciales, en las que se destacó no solo la literatura, sino también la filosofía, la economía, la música, la ciencia y el cine, sin dejar atrás la historia y la pintura.

En mi caso y desde el 22 al 31 de enero, asistí a 16 conversatorios relacionados con la literatura, la pintura y el cine. Las reflexiones de los expositores centradas en sus vidas y en sus libros mostraron -en la mayoría de los casos- la situación actual del hombre que siempre se ha debatido entre la riqueza y la pobreza, la igualdad y la injusticia, la construcción y la destrucción, la libertad y la esclavitud, la grandeza y la miseria. Es esa la historia que hemos vivido durante siglos y que no nos desliga del pasado remoto, porque la actualidad siempre estará cercana a él y necesita de ese continuo contacto. Así mismo, muchas de sus novelas son testimonio de las relaciones de familia y de esos diálogos intergeneracionales, a veces tan extraños, que ameritaron ser grabados en las páginas de sus libros; sin olvidar las revoluciones culturales en torno a los sentimientos, emociones, deseos, necesidades y capacidades de las mujeres que han conquistado derechos y siguen en la lucha de cambiar esta cultura patriarcal por una más igualitaria y digna de vivir. 

Lo anterior en estrecha relación con la memoria, la verdadera protagonista de sus obras y “esa puerta de entrada a ese territorio tan difícil como es el pasado” -lo mencionó uno de los invitados-. Reconocieron que hablar en voz alta tiene sentido porque toda situación humana invita a una experiencia creativa y artística que, a su vez, es un proceso catártico que amerita ser compartido con los lectores, en este caso. Tampoco ignoraron el valor del silencio y es precisamente el que los ha llevado a escuchar sus propias voces. Voces que insistieron en la creación de un mundo más generoso y acogedor, cargado de lucha y de asombro, así duela porque ese dolor mantiene la atención en lo que pasa e impulsa a buscar un futuro mejor. 

Esas voces tan especiales fueron las de los siguientes autores, con sus producciones literarias: 

-              Juan Gabriel Vásquez: Volver la vista atrás         Irene Vallejo: El infinito en un junco

-               Isabel Allende: Mujeres del alma mía                   Fernando Savater: La peor parte

-               Rosa Montero: La buena suerte                             Martha Orrantia: Cipriano

-               Gloria Susana Esquivel: ¡Dinamita! Mujeres rebeldes en la Colombia del siglo XX

-               Myriam Bautista González: Rebeldes: osadas y transgresoras mujeres colombianas

-                Manuel Vilas: Alegría                                              Emilie Pine: Todo lo que no puedo decir

             Emilie Pine: Todo lo que no puedo decir            Tiago Ferro: El padre de la niña muerta

                                        Melva Escobar: Cuando éramos felices, pero no lo sabíamos

                                                                          Marieke Lucas Rijneveld: La inquietud de la noche         

         Lo anterior, sin olvidar las intervenciones de Gabriel Jaime Arango en su conferencia Diez cuadros para dibujar un país, Claudia Avendaño en su charla Las emociones y las mujeres en la historia de la cultura, y las reflexiones sobre cine de Laura Mora y de Víctor Gaviria. Todos ellos acompañados, en su mayoría, de excelentes entrevistadores que hicieron de estos conversatorios verdaderas clases magistrales. L.V.V.

martes, 5 de enero de 2021

EN EL FILO DE LA NAVAJA de Yolanda Ruiz

 


Con esta obra, Yolanda Ruiz nos acerca a una realidad que los colombianos, y durante más de 50 años, hemos vivido en medio del dolor, la sangre, la pobreza y la desigualdad. Ella, como periodista y mujer sensible y valiente, se atreve a reflexionar sobre los hechos más recordados en la última treintena de nuestra historia y elabora una evaluación seria sobre el papel que desempeñan los medios de comunicación en esta guerra que no cesa. Sabe bien que hacerlo es estar EN EL FILO DE LA NAVAJA donde intenta “mantener el equilibrio, trabajando con rigor e independencia".

Voces como la de Yolanda, que no callan y que, sin armas, no temen narrar esas historias que respiran sufrimiento e infortunio, también vergüenza y degradación, se convierten en buscadoras desesperadas de la paz. En este caso, hace una defensa de su rol de periodista en el que prima “la obligación de buscar y buscar para acercarse a la verdad”. Reconoce la dificultad para lograrlo e ilustra con situaciones reales los momentos en los que falló, cometió errores, esperó y esperó para lograr la primicia, fue bloqueada por el entrevistado y hasta víctima del matoneo en las redes sociales, rectificó y, lo confiesa con satisfacción, muchas veces aplaudió las críticas y primó la prudencia. Ha tenido siempre, eso sí, la oportunidad de hacer sus comentarios sobre las situaciones más molestas a través de sus columnas periodísticas.

Además, analiza la situación de los reporteros y periodistas del país y descubre el nivel de desprotección y de estrechez económica que deben soportar quienes viven en provincias y regiones lejanas a la capital. Impera allí la venta de publicidad en la que, muchas veces, el mayor anunciante es el Estado y los temas son vendidos o callados según los intereses de este; sin olvidar, la presión ejercida por los diversos grupos armados que también amenazan la libertad de prensa. Otras veces son los periodistas los que actúan como empresarios y hacen que su información sea un verdadero negocio para las fuentes, siempre con la intención de aumentar los índices de audiencia. Tampoco puede dejar de mencionar los grandes aportes de la era digital al periodismo. Un cambio que vio con fascinación, pero también con preocupación como ella misma lo sustenta, porque ahora casi todo el mundo publica en internet y en las redes sociales con un mínimo de profundidad y sin filtros de ninguna clase que permitan confirmar lo que dicen. Asegura que es imposible informar para satisfacer a las redes, cuando la labor del periodista es “dudar frente a todas las fuentes y todas las versiones” para llegar a la calidad y claridad.

En otras palabras, Yolanda Ruiz, actualmente Directora Nacional de Noticias RCN, lucha por buscar la transparencia de la información y por denunciar los hechos violentos, incluyendo los que están al otro lado del respeto y la decencia. Y lo hace con pasión, en su día a día que nunca se repite y que generalmente termina cargado de “incertidumbres, preguntas, dudas y temores”, según sus propias palabras. Muchas páginas dejan correr lágrimas en sus relatos, muchas palabras alzan su voz ante la agresión, variedad de seres humanos cuentan sus historias decantando la rabia con generosidad, y por fortuna, los anhelos de paz continúan allí, entretejiendo nuestra realidad. ¿Hasta cuándo?  L.V.V.

viernes, 24 de julio de 2020

LO QUE ESTÁ EN MI CORAZÓN de Marcela Serrano


Parece fácil plasmar lo que está en el corazón, pero no lo es para Camila -la protagonista de esta novela de la escritora chilena Marcela Serrano-, quien tiene que habitar el horror para sentir que está viva y poder reaccionar. Así, a modo de curación y de posible salvación, narra sus vivencias como mujer en distintos lugares de América, donde deja experiencias y reflexiones útiles a sus congéneres en este extraño mundo de hoy. Con una narrativa exquisita, la autora transporta a su protagonista desde Washington a San Cristóbal de las Casas en el estado de Chiapas, México, hasta llegar -sin esperarlo- a Santiago de Chile, su ciudad natal, el lugar de sus afectos. Viaja y regresa, va y vuelve, retorna a su pasado en un renacer que le cuesta, pero que es capaz de resistir y de alcanzar.

Camila reside en Washington con su esposo y acaba de pasar por la peor crisis de su existencia. Ha muerto su bebé de un año, quedando en total desamparo y terriblemente sola. Se encierra en su mundo, ajena a su compañero, a su madre y a todo lo que la rodea. No le importa bañarse o peinarse o vestirse, entregada solo a su dolor. Parece un fantasma y no le perdona a su compañero su fortaleza ante la muerte. Al cabo de un tiempo, recibe la invitación de un amigo de él para ir al estado de Chiapas a cubrir los 6 años del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN en México. Se sorprende y esto la obliga a reaccionar, dando el sí a lo que sería una aventura inesperada, con vivencias ajenas a la propuesta periodística.

Quiere hacer este viaje “para sentirse libre y lejos de las personas que la aman, pero que también la asfixian”. Desea abandonar ese estado vegetativo que la envuelve y salirse de sí misma, de “esa engorrosa maraña de la inmediatez”. Llega entonces a San Cristóbal de las Casas y se emociona con solo mirarlo: la belleza de este pueblo, su estructura colonial, los paisajes plenos de valles y cerros, el aire limpio y refulgente, la variedad de colores que inundan sus calles y sus mercados de artesanías, el sol que llega a la habitación del hotel, y las personas con las que mantendrá una relación cercana durante su estancia allí. Al mismo tiempo, se atemoriza ante el caos y la contaminación de su ambiente provinciano, la pobreza y la miseria que acompaña a la mayor parte de sus habitantes, y la presencia de movimientos indígenas, paramilitares, guerrilleros y especialmente zapatistas revolucionarios liderados con el comandante Marcos. Camila estará allí poco tiempo, siendo más intensos e impetuosos los últimos siete días, determinantes en su vida.

Será un viaje que la cambiará por completo: se creerá incapaz de sumergirse en una lucha en la que termina siendo su víctima, entenderá las razones de la izquierda revolucionaria en Latinoamérica al igual que su fracaso, y sentirá la atracción más intensa por un hombre con el que desahogará por instantes su más grande pasión. Finalmente, alcanzará la libertad no solo de su cuerpo, sino también de su alma. Se inquietará por la razón de ocupar un espacio en este mundo, y vencerá el temor al riesgo y al futuro. Entenderá que su recorrido no fue en vano ya que huyó de su profunda pena y de su monotonía, para encontrar una manera de construir nuevos pensamientos y emociones. Y siguiendo el consejo de las mujeres mayas al terminar un relato, Camila dirá: Solo puedo contar LO QUE ESTÁ EN MI CORAZÓN. L.V.V.

“Sobrevivir era la consigna, y para ello el concepto de mañana debía arrancarse de raíz, asimilando el recorrido de un solo día como un verdadero triunfo”.

“No hay pena que no empequeñezca con el tiempo, como la mirada adulta sobre las casas de la infancia, cuando se vuelven a ver años más tarde y se encuentran encogidas”.

 “Qué extraño poder logra el tacto, como si una vez que los cuerpos se han hablado, 
el encuentro de la mente es otro, nunca más se retorna al cauce anterior, 
a aquel momento exacto y preciso en que la respiración latió”.

“Los hombres nunca verbalizan lo que nosotros queremos escuchar”.

martes, 23 de junio de 2020

LA PESTE DEL INSOMNIO

ESTRENO DE LA FUNDACIÓN GABO



El 11 de junio de este año, la Fundación Gabo estrenó el cortometraje llamado "La peste del insomnio" con 30 actores de América Latina, dirigidos por el productor venezolano Leonardo Aranguibel. Con esta producción audiovisual de 15 minutos, evocan un fragmento de la obra Cien años de soledad de Gabriel García Márquez en el que relata la peste del olvido que azotó a los habitantes de Macondo y los fue sumiendo en la pérdida de la memoria, hasta que apareció Melquiades con un brevaje que, al fin, pudo salvarlos.

Este grupo de actores y actrices busca "evocar la esperanza en medio de la crisis sanitaria y económica desatada por el COVID-19", a través de esta lectura. Una esperanza que a diario se debe revivir ya que con fe y optimismo se sanan los obstáculos como en tantas situaciones de la historia de la humanidad. 

Estamos viviendo un momento muy difícil pero está en nosotros que amanezca más tarde o más temprano, así que hemos querido, en medio de este confinamiento, recordar que el sol siempre vuelve a salir”, dijo Aranguibel, creador de este proyecto solidario y sin ánimo de lucro.

viernes, 29 de mayo de 2020

REFLEXIÓN ANTE LA INCERTIDUMBRE

"La espera sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso"
C.G. Jung


De la noche a la mañana, la vida cambió. Lo que películas de ciencia ficción mostraban a sus fanáticos se convirtió de pronto en una realidad. Aparece una pandemia que a finales de 2019 veíamos como una epidemia china, lejana a nosotros, fuera de nuestro alcance. Sin embargo, observamos cómo se fue acercando, invadiendo nuestras fronteras y acechando hasta el último rincón de nuestro planeta durante este año. ¡Todo el mundo en cuarentena! Fue una orden que debimos acatar en 2 o 3 días, sin tiempo de preparación, de acomodo y mucho menos de previsión de sus consecuencias. ¿Cómo entender esta situación? Cómo interpretarla en una época invadida por la tecnología que nos equipaba con las máquinas de más alto poder, por la presión en el trabajo donde el tiempo apremiaba y las metas eran cada vez más altas, por el desafío de ser el más rico-el más fuerte-el más poderoso sin importar las consecuencias, por el aislamiento del hombre entre los hombres en contacto con una máquina como única compañera, y por la destrucción de la naturaleza que amenaza cada día con la extinción total de sus recursos, incluyendo al mismo hombre. Y aparece el futuro con cara redonda, invadido de espigas que forman una corona, amenazando nuestra especie. “No te acerques que te asfixio, soy más fuerte que tú”. “Necesito reproducirme y al llegar a ti puedo acabar con tu vida”. El resultado es el confinamiento obligatorio para huir de un virus llamado COVID-19. 

Empieza la guerra que antes temíamos y que ahora es frente a un enemigo microscópico e invisible que atenta contra nuestro sistema inmunológico. Se presentan miles de muertos, millones de portadores, aunque -por fortuna- la mitad de estos recuperados. Doloroso escuchar a quienes lo han padecido y han logrado sobrevivir, y más doloroso aun cuando las familias han tenido que olvidarse de sus enfermos en clínicas u hospitales, para obtener al final la más triste despedida: su pariente muerto en fosas comunes o con un adiós casi solitario. Doloroso también el drama de los médicos y profesionales de la salud que no cuentan con la protección necesaria para su trabajo y supervivencia, tampoco con el tiempo y la ayuda estatal para atender innumerables casos. Ni qué decir de los países pobres que con o sin pandemia carecen de elementos básicos para sobrevivir, ni de aquellas naciones cuyos gobernantes juegan a enfrentar el virus, burlándose de él porque no lo ven y porque su piel carece de sensores para captarlo. Y el mundo sigue y no se detiene. Las economías colapsan, las bolsas de valores presentan los niveles más bajos en su existencia, los países ricos aumentan su lucha por el poder mientras los pobres mueren en la miseria, las empresas en su mayoría han ido a la quiebra y surgen a diario millones de desempleados. Qué hacer, cómo sobrevivir, cuándo terminar esta pesadilla.

Mientras tanto, seguimos encerrados en nuestras casas. Algunos de plácemes, otros cargados de actividades –del hogar y del trabajo-, y la mayoría dominados por sentimientos de pérdida, de inseguridad y angustia. Las defensas se han debilitado, al igual que los estados de ánimo, y ha desaparecido la libertad y la seguridad. Ese giro total en la forma de vivir y de actuar vulnera nuestra estabilidad, y las pérdidas se dan no solo por el deterioro biológico, sino por los desajustes sociales y económicos que lo acompañan. Sin embargo, sabemos que en las crisis más profundas y en los tiempos más reacios podemos encontrar una tabla de salvación. No es fácil, pero lo que hemos construido a través del estudio, de la lectura, de las habilidades desarrolladas y los afectos creados nos servirán como plataforma para reactivar la vida, tanto a nivel individual como social. El objetivo ahora es ser mejores con nosotros mismos y con los demás. Volver a mirar y a escucharnos debe ser una tarea diaria que junto con el acercamiento a la cultura y al arte nos ayudará a ser libres y a derrumbar la incertidumbre. La naturaleza es otra fuente de aprendizaje, ella que ha sido tan golpeada por el hombre trata de salir de sus cenizas para darnos valiosas lecciones. Aún no sabemos para dónde vamos y confiamos en que no sea el final de nuestra civilización. Este mundo globalizado y tecnológico tendrá que reactivar la esencia de lo humano para que podamos encontrar el camino que nos retorne a nosotros mismos y al equilibrio social. Porque esa expectativa del futuro tendrá que ser en medio de la serenidad de quienes queremos seguir poblando la tierra un rato más. LVV

“Muchas fragilidades juntas, así sean desde la distancia, nos muestran que no estamos solos y esa compañía se convierte en nuestra fortaleza”.
Citado por Adriana Villegas Botero en La Patria

martes, 25 de febrero de 2020

LARGO PÉTALO DE MAR por Isabel Allende


Después de una lectura descoordinada y bastante pausada de la obra Largo pétalo de mar, al fin encontré el punto final. De esta manera, vuelvo a tomar contacto con mi blog y con la literatura. Muchas ocupaciones me aislaron de ella y es imperdonable decirlo cuando uno de mis mayores placeres es tener un libro entre mis manos. Sin embargo, al iniciar este blog se me ocurre pensar que la obra también generó esta falta de contacto con ella. A pesar de la temática interesante y vital como en todas las obras de Isabel Allende, hallé algunos relatos que pudieron evitarse y un final que parece no encontrar la llegada a su puerta. 

Valioso tener a la historia del siglo XX como testigo de los hechos aquí relatados y en particular estos dos hechos: La Guerra Civil Española con el general Franco a la cabeza y El golpe de Estado del general Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende en Chile. Son acontecimientos que viven los protagonistas en distintos momentos de la obra, los enfrentan con valentía y sobreviven al paso de estas dos tormentas. Así, Victor Dalmau y Roser Bruguera se encuentran en España, a punto de abandonar Barcelona y buscar un exilio que les permita cruzar los pirineos rumbo a Francia. El esposo de Roser está ausente porque ha ido a la guerra y con la ayuda de su cuñado que ejerce como enfermero y de la madre de ambos, esta pareja logra salir del país. No será fácil para ellos, pero tendrán la fortuna de recibir la ayuda del poeta Pablo Neruda quien les permitirá llegar a Chile a bordo del Winnipeg con dos mil refugiados de su país, en 1939. Arribarán a ese “largo pétalo de mar” como lo dice en uno de sus poemas el mismo poeta chileno, y allí encontrarán el mejor recibimiento y una gran acogida que les permitirá adaptarse a una nueva vida durante décadas. Victor se hará médico y Roser una reconocida pianista hasta que el presidente socialista Salvador Allende, amigo de Víctor, es derrocado por Pinochet en 1990. Volverán los obstáculos y el exilio para Victor, marcado ahora por la dictadura, aunque siempre contará con la presencia de Rose.

Estos hechos enmarcan la obra y a su alrededor surgirán muchos otros conflictos y situaciones de la vida diaria que van enriqueciendo la novela y madurando a los personajes principales. En ellos se centra la narración que cuenta con pocos diálogos y una preferencia de la autora por Roser Bruguera a quien le da fuerza, encanto y una capacidad salvadora ante tanto desarraigo. Es una historia de amor que se pone a prueba frente a los hechos históricos ya mencionados que, a su vez, condenan a Victor y a Roser a un exilio prolongado a medida que crecen y envejecen. Esta pareja que realmente no lo es, mantiene una relación que supera todos los parentescos y amistades hasta descubrir después de muchos años lo que realmente significan el uno para el otro. El título de la obra es un homenaje al poeta Neruda, tan cercano a Isabel Allende en su historia y en sus afectos. Además lo tiene presente en los versos que plasma al comienzo de cada capítulo, sin olvidar a Salvador Allende, ese protagonista de la historia chilena y más cercano aún a la escritora. Igualmente, es valiosa la presentación de fotografías con las que la novelista ilustra la parte interior de la carátula y los créditos de dichas imágenes en las últimas páginas del libro. Todo esto nos habla de su amplia documentación y del recorrido por la historia de Chile a través de entrevistas, fotografías y acercamientos a supervivientes del mencionado episodio. Un trabajo, como todos los de Isabel Allende, lleno de amor por su patria y del deseo de rescatar -una vez más- una historia que nunca podrá olvidarse. LVV

domingo, 5 de mayo de 2019

DIVORCIO EN BUDA de Sándor Márai

“La vida es un deber, un deber ineludible; por supuesto, es un deber penoso y complejo, un deber que en ocasiones debe afrontarse con abnegación”. Kristróf Kömives

“Los divorcios son errores tristes y a veces nefastos que conducen a los últimos compases de una tragedia humana que empezó por la eterna escena del balcón y termina ante el juez”. K. Kömives

DIVORCIO EN BUDA expone un relato en tercera persona que atiende las vivencias de su protagonista, el abogado Kristróf Kömives, en el que detalla de manera particular su familia, su ciudad y su profesión en la primera mitad del siglo XX. Es un hombre modesto de 38 años, serio y laborioso que trabaja como juez de familia en Buda, la parte histórica y tradicional de su ciudad, Budapest. En su hogar reina la paz y la amabilidad, y es sincero con su esposa e hijos. No tiene secretos e intenta ser en su vida como un libro abierto. Ha heredado de su padre y abuelos la entrega a su profesión y se le trata como a sus antepasados, sin ningún favoritismo. Respeta de manera irreprochable el espíritu de la ley y califica de compleja y grandiosa la administración de justicia. “No hay nadie capaz de inventar algo tan perfecto” dice él, aunque reconoce que es una maquinaria con dificultades y corrosión.

A su despacho llega el caso de divorcio de un médico de su misma edad y descubre que es un antiguo compañero de colegio llamado Imre Greiner, que se casó con Anna Fazekas, una antigua conocida de Kristóf. Recuerda que le molestaba encontrarse con Greiner en los círculos sociales de la época universitaria porque siempre tuvo hacia él un extraño sentimiento de hostilidad. La pareja lleva seis meses de separada después de ocho años de convivencia y solicita la disolución de su matrimonio. Mañana será el día de presentación ante el jurado para recibir la sentencia de divorcio. Sin embargo, sucede algo que cambia completamente los planes del abogado que acaba de llegar a su casa, después de una reunión nocturna: Encuentra allí a su antiguo compañero, esperándolo desde las 9 de la noche y no ha sido posible para la empleada evitar su ingreso. Acosado por el desespero, Imre Greiner ha tenido que buscar al juez ya que su ex esposa ha muerto y él se considera culpable. Será un encuentro sorpresivo que durará hasta el amanecer cuando el médico acosado por su tragedia, expondrá toda su relación con Anna, su entrega al trabajo sin permitirse estar lejos de ella, la relación con sus padres, las dificultades para recibir educación y su temor a morir y a vivir. Sin embargo, el principal motivo de esta visita será hallar la respuesta a su inesperado interrogante: ¿Alguna vez en estos últimos ocho o diez años has soñado con Anna?

Sándor Márai expone esta historia, al parecer sencilla, pero cargada de significados que van más allá de la simple realidad. Ya se acaban los últimos días calurosos del otoño en Budapest y se siente la cercanía de la guerra, cuando Kristróf Kömives e Imre Greiner deben enfrentarse para reflexionar sobre sus vidas y sentimientos en medio de una situación trágica, marcada por la muerte y la incertidumbre sobre el futuro. En este diálogo, dominado por eternos monólogos de Greiner, emergen variadas pasiones, temores y sufrimientos que solo la oscuridad y el silencio de la noche ayudarán a dilucidar.  Los protagonistas están frente a frente descubriendo la diferencia entre sus mundos: Kristróf Kömives, incapaz de mezclar sus deseos con el orden establecido por las leyes, e Imre Greine, con un pasado que lo marca e intenta ajustarse a cánones inadecuados para él. Todo un drama es esta confrontación escrita hábilmente por Sándor Márai quien con su pluma hábil y segura nos muestra las debilidades del alma humana, las marcadas contradicciones que a diario nos invaden, combinadas con las tragedias desatadas por el amor. Una novela aplaudida por la crítica que la considera como una de las mejores producciones de este famoso escritor húngaro. LVV


“Solo recordamos con tanta precisión los días marcados por algún acontecimiento histórico del que hemos sido testigos, o por la muerte de algún familiar muy querido”. Imre Greiner

“Ella parece estar conmigo, parece estar despierta, pero no es así. En los momentos en que cree estar conmigo, eres tú el que se inclina sobre ella”. Imre Greiner

 “Los encuentros así se producen una vez en la vida”. Imre Greiner


miércoles, 10 de abril de 2019

NOSOTRAS de Rosa Montero

Historias de mujeres es para mí uno de esos libros especiales, una obra que guardo dentro del corazón porque siempre la sentí llena de vida, esto es, llena de la tumultuosa, encrespada y alucinante vitalidad de las mujeres que retrata”. Rosa Montero

Después de un largo silencio en este blog, un poco por falta de lectura y otro tanto por carencia de un texto cuyo contenido y estilo narrativo mereciera un espacio, encuentro ahora una obra que superó mis expectativas y que bien vale la pena reseñarla. Leí primero Historias de mujeres escrita por Rosa Montero en 1995 y disfruté al máximo las narraciones sobre cada una de las 15 mujeres elegidas para su trabajo. Una vez terminé su lectura y, sin disponerme aún a escribir sobre la obra, encontré en la librería de mi preferencia un libro que, de inmediato, atrajo mi atención: por su nombre NOSOTRAS. Historias de mujeres y algo más, por su carátula ­-imagen y colores-, por la presentación de los títulos, las citas textuales y las ilustraciones –retratos caricaturescos diseñados de manera fascinante por María Herreros-, y por el escrito final de un Herbor de mujeres -90 pequeños relatos- desde la antigüedad hasta la época actual. Era el mismo libro de la escritora española, aumentado y mejorado, y de nuevo, me entregué a su lectura degustando cada uno de los textos, imágenes, y cambios y anexos hechos por la misma autora. Un ALGO MÁS que le dio realce a su libro y que permitió ponerme a tono con la época en que fue reeditado, 2018.

Todo lo anterior atiende más a la presentación del libro, olvidándome un poco de su valor esencial: el rescate de las memorias olvidadas en la historia, la recuperación de esa voz femenina cuya existencia ha sido callada durante milenios. Hay entusiasmo y alegría, como también dolor y rabia en su contenido. Porque Rosa Montero realiza un trabajo de investigación inteligente y exhaustivo al acometer esta búsqueda de mujeres –muchas de ellas completamente desconocidas-, indagar sobre la vida y obra de cada una y al final presentarnos un relato interesante, detallado y supremamente realista. “Una versión apasionada”, como ella misma lo dice. No se trata de ensalzar a sus protagonistas –que ahora son 16-; la escritora nos presenta, en esencia, una semblanza de ellas en donde conjuga lo grandioso con lo ordinario, lo heroico con lo tiránico, lo artístico con lo simple y hasta torpe, y lo bueno mezclado con lo maléfico. Todas ellas con fisuras, con ausencias y presencias, defectos para disimular y virtudes para festejar, sueños y pesadillas, y con habilidades y destrezas enfrentadas a grandes pasiones y conflictos; sin contar con el desenlace final de la mayoría: diezmadas por el hambre, la soledad, la peste, el abandono, la locura, el desprecio y las enfermedades. 

Sin embargo, todas con historias fascinantes, llenas de “de luces y de sombras”, porque así es el género humano, esa mezcla paradójica del éxito con la derrota. Ellas son Agatha Christie, Mary Wollstonecraft, Zenobia Camprubí, Simone de Beauvoir, Lady Ottoline Morrell, Alma Mahler, María Lejárraga, Laura Riding, George Sand, Isabelle Eberhardt, Frida Kahlo, Aurora y Hildegart Rodríguez, Margaret Mead, Camille Claudel, Las hermanas Brontë e Irene de Constantinopla.

Las mujeres tenidas en cuenta provienen de un pasado que fue exclusivo para ellos, donde los hombres se cubrieron de gloria, ignorándolas y haciéndolas invisibles. Fueron ensombrecidas y sus logros devorados por quienes las rodeaban, como la historia misma nos lo demuestra. Y son muchas más las mujeres silenciadas, provenientes de todas las sociedades y de todas las épocas como las ya mencionadas, de modo que este acercamiento de la autora a sus vidas, nos permite cambiar la visión del mundo, haciéndolo más igualitario. Una tarea para todos, para ellos y para nosotras, en la que “la deconstrucción del sexismo se convierta en una causa común” que nos lleve a un cambio de roles en una nueva sociedad, a la altura de todos, porque el futuro debemos construirlo hombres y mujeres, como Rosa Montero lo plantea. LVV

“Haciendo esta serie, he advertido con más claridad que nunca que cada vida es una aventura, una desviación de las limitaciones de lo correcto. Quizá sea eso, en definitiva, lo más importante que he aprendido: que la normalidad es lo que no existe”. Rosa Montero



miércoles, 5 de septiembre de 2018

DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE ESCRIBIR

“Si escribo es gracias a algún tipo de fuerza que me ha sido otorgada. Atrapé  esa oportunidad por puro azar y la fortuna me convirtió en novelista”.

“Escribir novelas responde a una especie de mandato interior que te impulsa a hacerlo. Es pura perseverancia y resistencia, apoyada en un prolongado trabajo en solitario”.

“Escribir es una alivio psicológico porque no hay nada más estresante para un escritor que sentirse obligado cuando no tiene ganas”.

Una confesión íntima es este libro del famoso escritor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949) en el que expone sus vivencias como estudiante, como lector incansable desde los 10 años, como escritor de novelas y ensayos por más de 35 años, como individuo del mundo de hoy y, sobre todo, como personaje famoso en el ámbito de las letras. Interesa su lectura a todos los que amamos la  literatura y estamos cerca de un escritor que año tras año es candidato al Premio Nobel de Literatura. Después de leerlo nos preguntamos, ¿será posible que logre este merecido galardón? Según apreciaciones hechas en su obra parece no importarle, pero sabemos de la importancia de obtener un Premio Nobel y de lo que significó para él recibir el premio al mejor nuevo escritor de la revista Gunzo, con su primera obra “Escucha la canción del viento” en 1979.

Resulta valioso leerlo porque no solo descubrimos a una persona tímida, solitaria y reservada sino también a un escritor preciso, con traje limpio para enmarcar sus historias y rico en imaginación. También se confiesa como demasiado individualista, egoísta y egocéntrico que ha luchado por tener un estilo propio, innovarlo y hacerlo cada vez más dinámico. Revela todos sus gustos, sus satisfacciones, sus miedos, inquietudes, rechazos, dificultades y aciertos en este mundo de la escritura que comenzó en su país y continuó lejos de él. Porque no se considera patriota, su realidad es ser cosmopolita, con la marca de escritor japonés. Con seguridad, Murakami disfrutó del relato de esta obra que resulta ser un ensayo autobiográfico para unos, una novela para otros, un taller para quienes aspiran a ser escritores y “un observador de sí mismo desde la distancia”.

Ese chico del montón, hijo único de maestros, que solo se preocupó por leer y escuchar música, llegó a la universidad y se graduó “sin pena ni gloria al cabo de siete años”. Trabajó bastante para sobrevivir, invirtiendo por completo la tripleta estudiar-trabajar-casarse. Sin embargo, cerca de su trigésimo cumpleaños, su vida cambió por hechos que califica de milagrosos y es cuando toma el papel y la pluma para iniciar su carrera. No fue tarea fácil, pero paso a paso ha ido reinventando su estilo, juntando esfuerzo con magia, y talento con originalidad. Además, es un observador cuidadoso de todo lo que pasa a su alrededor con la intención de enriquecer su mente, sin olvidar la combinación diaria de trabajo intelectual con ejercicio físico. Escribe 10 páginas y recorre 10 kilómetros cada día en una rutina muy organizada. Así ha ido escalando posiciones que lo ubican en la cima de la literatura de hoy, con lectores de todas las edades y de diferentes fronteras. LVV

“Un escritor es un individuo que crea un mundo propio en su interior y lo hace crecer día a día”.
“No creo que hubiese nadie que leyera tanto como yo”.
“Si escribir no resulta divertido, no tiene sentido”.

miércoles, 28 de febrero de 2018

LA CANCIÓN DE DOROTEA de Rosa Regàs

“No hay literatura femenina, es sólo que las mujeres han introducido en la literatura algo que los hombres no hacen, hablar de los problemas desde la más profunda intimidad". 
Rosa Regàs 

Esta novela, ganadora del Premio Planeta 2001 en su quincuagésimo aniversario, ha sido valorada por la crítica de diferentes maneras: aburrida, intrigante, perturbadora, inteligente, deslumbrante, lenta y pesada. Yo diría desconcertante. Rosa Regàs nos relata una historia interesante y cargada de misterio que agiliza la percepción de nuestros sentidos, deseosos de un final más rápido y preciso. Sin embargo, encontramos un texto que se recrea en los lugares, los personajes, las situaciones, los sentimientos, los temores y los pensamientos cada vez más contradictorios de su protagonista. La escritora española parece estar buscando cómo agarrar al lector con su estilo narrativo, cómo llevarlo paso a paso por el sorprendente mundo de un pueblo y de sus habitantes, cómo hacerlo cambiar de opinión respecto a sus personajes principales y cómo sorprenderlo finalmente. Y la sorpresa llega con un final inesperado que nos deja sin palabras. ¿Una trama tan elaborada merece tal desencadenamiento? Este y muchos otros interrogantes suscita la obra que a pesar de todo, termina más enriquecida por este suceso, añadiría yo, a quien desconcertó y dejó cargada de inquietud. 

Dos personajes femeninos totalmente opuestos son los protagonistas de esta historia: Aurelia y Adelita. Aurelia es una profesora universitaria de Madrid y debe visitar con frecuencia a su padre enfermo que reside en el campo. Las relaciones con él no han sido cordiales, pero ahora necesita la ayuda de alguien que cuide a su progenitor y se encargue también de la casa. Adelita, una mujer pequeña y humilde, es la persona indicada y llega asumiendo el rol esperado. Pasarán muchos días, incluyendo el fallecimiento de su padre, para que Aurelia empiece a dudar de su empleada. Ve cómo sale con frecuencia, maneja extrañas relaciones a su alrededor, tiene esposo e hijos holgazanes, y es parlanchina y mentirosa, lo que obliga a Aurelia a abandonar su estilo de vida citadino. Así esta pequeña mujer irá cobrando fuerza en el relato y hará todo lo posible por imponer su voluntad ante su patrona que cada día irá disminuyendo su seguridad y dominio de la situación. Aparecerán además hechos anómalos como el robo de un valioso anillo de Aurelia, visitas a la comisaría de policía buscando en vano abogados para su caso, llamadas telefónicas que insisten en preguntar por Dorotea, y la aparición en el pueblo cercano a la casa de un hombre enigmático con sombrero negro que siempre parece estarla observando. No será fácil para Aurelia enfrentar estos sucesos que terminarán agobiándola y dejándola vencida por el lado oscuro de su contrincante. Su autoestima entrará en crisis, la depresión aumentará, bordeará la locura y la soledad será su única acompañante.

Vale la pena concluir con la cita de Sandor Marai que utiliza la autora para iniciar esta novela: El deseo de ser diferente de lo que eres es la mayor tragedia con que el destino puede castigar a una persona”. En otras palabras, asistimos a la negación de la individualidad de dos seres femeninos que se encuentran, se atraen, se descubren y finalmente se repelen porque no se aceptan. “Quieren ser otra persona y cantar LA CANCIÓN DE DOROTEA que no es la suya propia”. LVV

jueves, 8 de febrero de 2018

EL AÑO DEL PENSAMIENTO MÁGICO de Joan Didion

“La vida cambia de prisa.
La vida cambia en un instante.
Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba” 

El pensamiento mágico es el que nos hace creer que tenemos poderes especiales para cambiar la realidad de los acontecimientos. Cuando algo negativo llega a nuestra puerta y nos sentimos incapaces de enfrentarlo, acudimos a él para desvanecer ese dolor y sobrellevar la tristeza que ya empieza a hacerse visible  en nuestro ser. Es una vía de escape para enfrentar a la muerte como lo hizo Joan Didion cuando de repente ésta aparece en la tranquilidad de su hogar y altera todo hasta el punto de vivir un “shock aniquilador que trastorna la mente y el cuerpo”. Esta famosa escritora norteamericana debió darle la cara a la muerte repentina de su esposo -el también escritor John Gregory Dunne- y a la enfermedad de su hija en un lapso corto casi imposible de describir. Debieron pasar muchos meses para transformar su dolor en palabras y convertir esa sensación de inestabilidad y fragilidad en frases lógicas que pudieran interpretar la realidad de su vida como lo hace en su libro. No fue fácil reponerse frente a esta terrible sensación, “frente a las experiencia del sinsentido y de la autocompasión”, como ella misma las llama. 

Tras 40 años de llevar un matrimonio estable, trabajando en compañía de su esposo y compartiendo con él una relación íntima y simbiótica, Joan Didion no logra entender lo que pasa en su hogar la noche del 30 diciembre de 2003. Mientras preparaba la mesa para servir la cena frente a la chimenea encendida, ve cómo John encorva su cuerpo y se inmoviliza. Lo que asume como una broma por parte de él, tiene que enfrentarlo en los minutos siguientes con rapidez y tranquilidad. De inmediato pide el servicio de ambulancia y como un autómata hace gestiones en el hospital, responde a las preguntas de rigor, confirma que John ha muerto, acata las órdenes de quienes lo preparan para su refugio final, llama a su familia para informar sobre este suceso, y recibe en su hogar a familiares y amigos que desean acompañarla. No hay lágrimas, no hay manifestaciones de dolor, no hay consciencia de los hechos. Al cabo de unas largas horas, despierta finalmente sola en su apartamento y no acepta esta dura realidad. Empieza entonces su estrecha relación con ese pensamiento mágico que la ayuda a salvarse porque necesitaba de él y de "esta soledad para que John pudiera volver”. Incapaz de aceptar la vida sin su compañero intenta darle sentido a las semanas y meses que debió soportar sin su presencia. Un tiempo que también estuvo marcado por la enfermedad de su hija, antes y después de la muerte de John.

Este valioso testimonio sobre la muerte y sobre el dolor, el vacío, la soledad y el desasosiego que ésta produce le mereció a Joan Didion el Premio Nacional de Estados Unidos a la Mejor Obra de No-ficción del 2005. En él encontramos una valiosa reflexión sobre el duelo y la supervivencia que acompañan esa ausencia interminable. Intentamos comprender a su autora y sentimos su angustia, aunque sabemos que nunca estamos preparados para darle el adiós definitivo a quien tanto amamos; solo ante su presencia, se puede captar su verdadero sentido. Sin embargo, debemos reconocer que “EL AÑO DEL PENSAMIENTO MÁGICO” nos da las luces para enfrentar esa despedida, ese “adiós eterno” LVV
.
 “Somos seres mortales imperfectos, conscientes de esa mortalidad incluso cuando la apartamos a empujones, decepcionados por nuestra misma complejidad, tan incorporada que cuando lloramos a nuestros seres queridos también nos estamos llorando a nosotros mismos, para bien o para mal. A quienes éramos. A quienes ya no somos. Y a quienes no seremos definitivamente un día”.

"Sé por qué intentamos mantener vivos a los muertos: intentamos mantenerlos vivos para que sigan con nosotros. También sé que si hemos de continuar viviendo llega un momento en que debemos abandonar a los muertos, dejarlos marchar, mantenerlos muertos..."

“El tiempo es la escuela en la que aprendemos. El tiempo es el fuego con que nos quemamos” Delmore Schwartz