jueves, 8 de febrero de 2018

EL AÑO DEL PENSAMIENTO MÁGICO de Joan Didion

“La vida cambia de prisa.
La vida cambia en un instante.
Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba” 

El pensamiento mágico es el que nos hace creer que tenemos poderes especiales para cambiar la realidad de los acontecimientos. Cuando algo negativo llega a nuestra puerta y nos sentimos incapaces de enfrentarlo, acudimos a él para desvanecer ese dolor y sobrellevar la tristeza que ya empieza a hacerse visible  en nuestro ser. Es una vía de escape para enfrentar a la muerte como lo hizo Joan Didion cuando de repente ésta aparece en la tranquilidad de su hogar y altera todo hasta el punto de vivir un “shock aniquilador que trastorna la mente y el cuerpo”. Esta famosa escritora norteamericana debió darle la cara a la muerte repentina de su esposo -el también escritor John Gregory Dunne- y a la enfermedad de su hija en un lapso corto casi imposible de describir. Debieron pasar muchos meses para transformar su dolor en palabras y convertir esa sensación de inestabilidad y fragilidad en frases lógicas que pudieran interpretar la realidad de su vida como lo hace en su libro. No fue fácil reponerse frente a esta terrible sensación, “frente a las experiencia del sinsentido y de la autocompasión”, como ella misma las llama. 

Tras 40 años de llevar un matrimonio estable, trabajando en compañía de su esposo y compartiendo con él una relación íntima y simbiótica, Joan Didion no logra entender lo que pasa en su hogar la noche del 30 diciembre de 2003. Mientras preparaba la mesa para servir la cena frente a la chimenea encendida, ve cómo John encorva su cuerpo y se inmoviliza. Lo que asume como una broma por parte de él, tiene que enfrentarlo en los minutos siguientes con rapidez y tranquilidad. De inmediato pide el servicio de ambulancia y como un autómata hace gestiones en el hospital, responde a las preguntas de rigor, confirma que John ha muerto, acata las órdenes de quienes lo preparan para su refugio final, llama a su familia para informar sobre este suceso, y recibe en su hogar a familiares y amigos que desean acompañarla. No hay lágrimas, no hay manifestaciones de dolor, no hay consciencia de los hechos. Al cabo de unas largas horas, despierta finalmente sola en su apartamento y no acepta esta dura realidad. Empieza entonces su estrecha relación con ese pensamiento mágico que la ayuda a salvarse porque necesitaba de él y de "esta soledad para que John pudiera volver”. Incapaz de aceptar la vida sin su compañero intenta darle sentido a las semanas y meses que debió soportar sin su presencia. Un tiempo que también estuvo marcado por la enfermedad de su hija, antes y después de la muerte de John.

Este valioso testimonio sobre la muerte y sobre el dolor, el vacío, la soledad y el desasosiego que ésta produce le mereció a Joan Didion el Premio Nacional de Estados Unidos a la Mejor Obra de No-ficción del 2005. En él encontramos una valiosa reflexión sobre el duelo y la supervivencia que acompañan esa ausencia interminable. Intentamos comprender a su autora y sentimos su angustia, aunque sabemos que nunca estamos preparados para darle el adiós definitivo a quien tanto amamos; solo ante su presencia, se puede captar su verdadero sentido. Sin embargo, debemos reconocer que “EL AÑO DEL PENSAMIENTO MÁGICO” nos da las luces para enfrentar esa despedida, ese “adiós eterno” LVV
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 “Somos seres mortales imperfectos, conscientes de esa mortalidad incluso cuando la apartamos a empujones, decepcionados por nuestra misma complejidad, tan incorporada que cuando lloramos a nuestros seres queridos también nos estamos llorando a nosotros mismos, para bien o para mal. A quienes éramos. A quienes ya no somos. Y a quienes no seremos definitivamente un día”.

"Sé por qué intentamos mantener vivos a los muertos: intentamos mantenerlos vivos para que sigan con nosotros. También sé que si hemos de continuar viviendo llega un momento en que debemos abandonar a los muertos, dejarlos marchar, mantenerlos muertos..."

“El tiempo es la escuela en la que aprendemos. El tiempo es el fuego con que nos quemamos” Delmore Schwartz