“El que ama no es
traidor”
“La gente que nunca
cambia piensa que quien sí lo hace es un traidor”
“Así es nuestra historia: viene de la oscuridad, da un par de
vueltas, pasa y regresa a la oscuridad”
“Todo tiene por lo
menos dos caras, excepto la sombra”
“Todo tiene una
especie de sombra. Tal vez la sombra también tenga sombra”
El protagonista de esta obra parece
un ser falso y engañoso, acosado por las críticas de sus allegados, pero en
realidad se muestra temeroso e inseguro mientras va creando argumentos que lo fortalecerán
para hacerse grande y merecer su independencia. No es fácil entenderlo cuando hablamos
de un chico de 12 años proveniente del pueblo judío, dominado por los ingleses,
antes de su liberación en el año de 1948 con la proclamación del Estado de
Israel. Es Profi, el seudónimo que emplea este niño para llevar a cabo su
juego infantil –paralelo a su realidad-, con dos amigos de su misma edad dedicados
a recoger información que será útil a los miembros de la resistencia judía.
Profi, establece una relación con Dunlop, un sargento de la policía británica,
buscando encontrar información útil para facilitarla a sus compañeros de juego.
Sin embargo, él mismo descubre la dificultad para tratarlo como un enemigo y se
asocian para intercambiar clases de hebreo e inglés. Mientras tanto, sus
amigos, conocedores de esta relación, lo califican de traidor y lo asedian con
mensajes acosadores y cargados de odio.
El protagonista ya adulto va a su
niñez y nos cuenta esta historia de manera valiente e inteligente que termina
siendo una defensa a la paz y una crítica al fanatismo. Así Amos Oz, permite
una acercamiento a quien está de frente, para entenderlo como ser humano,
alejado de toda predisposición y señalamiento social, político o étnico. No
teme a la traición de “hacerse amigo del enemigo” y descubre en ese otro a un
ser imperfecto, con debilidades y pequeñeces, pero también cargado de bondad y
de valiosas cualidades. Al mismo tiempo, el autor muestra a este pequeño como
amante de las letras, de los libros y de las palabras, de ahí su nombre: “Profi”,
diminutivo de profesor. Él es quien incursiona en la biblioteca de su padre para
mostrarnos su variada colección de libros y la riqueza allí consignada. Es de
anotar la relación que establece con sus padres: de cercanía y complicidad con
su madre, y de acercamiento al mundo con su padre. Una relación marcada por los
límites que esa sociedad impone a la misma naturaleza del niño, pero fundamental para ayudar al
lector a comprender la sensibilidad de este menor, y a conocer su temprana inmersión
en el mundo de los adultos y de la sociedad. Es el pretexto del escritor para hablar del sentir del pueblo judío, en vísperas del final de la II Guerra Mundial que significó su liberación del dominio británico.
Fue publicada en el año de 1995, ganó el Premio Israel de Literatura en 1998 y recibió en España el Premio Príncipe de Asturias en el 2007.
Fue publicada en el año de 1995, ganó el Premio Israel de Literatura en 1998 y recibió en España el Premio Príncipe de Asturias en el 2007.