"El que desde el exterior mira por una ventana abierta,
nunca ve tantas cosas
como el que mira una ventana cerrada."
Las ventanas esconden el frío, la prisa, la miseria.
Aíslan la lluvia, los ruidos, la nostalgia.
A veces roban el alma de la tarde
más allá de las brumas de la muerte.
A veces coquetean con sus ojos
más acá del misterio de la vida.
También ignoran las voces del invierno
que llegan persuasivas a acariciar su rostro.
Son siempre cómplices, eternas vigilantes
de pasos esquivos, de paredes mudas.
Hoy quiero abrir mi ventana
para recorrer las calles con sigilo,
para contar otras historias de mi historia,
para lanzar al aire lentamente los recuerdos.
Tal vez encuentre el ave matutina
repitiendo versos de otros nidos;
quizás sin esperarlo me sorprenda
el calor de unas manos inseguras.
No temo el color azul de su silueta
que presiento esquiva como un duende;
tampoco el paso indiferente de las nubes,
conozco bien cómo robar su aliento.
Tiemblo de pensar si mis palabras
puedan soldar las fisuras del silencio
para salvar mis alas de cristal y alzar el vuelo.
Temo parecer una demente que solo mira el cielo
olvidando el olor del jardín, el aire tibio, el viento.
LVV
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