Hablar de Jairo Aníbal Niño es hacer un poema con lápices de colores donde el rojo, el azul y el amarillo se combinan indefinidamente hasta formar un coro celestial. Es también descubrir ese niño que todos llevamos por dentro y que encuentra un mundo maravilloso a su alrededor. Él, que supo vivir la magia de la infancia y de la adolescencia, nos abandona a sus 69 años dejándonos una producción asombrosa en contenido e inspiración. Resultará difícil pensar en su ausencia, pero basta tomar uno de sólo de sus poemas para sentir cómo el alma se rejuvenece y cómo reaparece su energía inundándonos de amor y de gozo por la vida. LVV
2 comentarios:
A mi este señor me cae gordo. He de reconocer que oyendo los casetes que tu grabaste un dia, pasé unas buenas tardes.
Pero un dia, en una Feria del Libro de Manizales, lo oi decir algo sobre la importancia de consumir objetos de madera, que porque tienen alma asi.
Pues ese señor, teniendo niños frente a esa barrigota que se manda, no deberia llevarlos por el camino del leñador: oscuro y luego claro, porque tumba arboles a su paso. Oscuro y luego claro.
Este señor murió el año pasado. Ya estaba cansado y repetía mucho su discurso. Sin embargo, he de confesar, que las veces que lo tuve frente a mí en sus charlas, volví a mi niñez y me sentí feliz.
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