“Nos enseñan a amar a nuestra familia política, pero, cuando entramos a
ella, somos unas extrañas sin más privilegios que los criados. Amamos a
nuestros padres porque cuidan de nosotras, pero ellos nos consideran ramas
inútiles del árbol familiar. Pese a ser felices en el seno de nuestra familia
natal, todas sabemos que la separación es inevitable (…). Las mujeres de mi
condado saben que son fuente de tristeza, desazón y crueldad”
"... los
lotos dorados son más importantes que un rostro agraciado. Una cara bonita es
un don del cielo, pero unos pies diminutos pueden mejorar la posición
social"
"Cuando seas niña,
obedece a tu padre; cuande seas esposa, obedece a tu esposo; cuando seas viuda,
obedece a tu hijo"
Ir de la mano de Lisa See a una cultura
totalmente diferente a la nuestra y descubrir en ella su riqueza y su
sensibilidad –también su mundo restrictivo y cargado de represión- resulta
emocionante. A su lado nos sorprende el conocimiento de la cultura china, colmada
de costumbres y tradiciones que limitan a la mujer y la mantienen alejada de
todos los acontecimientos vitales en una sociedad profundamente machista. En El abanico de seda, esta escritora
francesa que se crió en EU dentro de una familia de origen chino y se preparó
para escribir esta novela con viajes, entrevistas y lecturas sobre la mencionada
cultura, nos muestra la vida de dos mujeres que desde niñas están predestinadas
por haber nacido el mismo día, a la misma hora y tener sus nombres con ocho
caracteres en armonía perfecta. Ellas se conocen desde los siete años y llegan
a ser almas gemelas o laotong, lo que
les permite compartir todas las alegrías y tristezas a lo largo de su vida.
Lirio Blanco y Flor de Nieve son las protagonistas de esta historia cargada
de un inmenso amor y de una profunda decepción que terminará separándolas, así
exista un sentimiento poderoso imposible de vencer.
Desde la época en que se encuentran, han debido
someterse al doloroso recorte de sus pies para que sus “lotos dorados” puedan demostrar
su valor frente a la conquista de un marido que los aceptará cortos y
sensuales. Han aprendido la escritura secreta femenina o Nu Shu que comparten en su abanico de seda donde se cuentan los
aconteceres diarios y las dificultades que cada una debe sobrellevar. Han gastado
años de su infancia y temprana juventud en las habitaciones “de arriba” bordando
los ajuares que llevarán a la casa de sus esposos y que las acompañarán toda la
vida. Han llegado a formar parte de la familia de ellos, cada una con una
aceptación social diferente, pero ambas encargadas de valorar su suerte si su
rol de madres les regala hijos hombres o por el contrario, si son castigadas
con hijas mujeres. Han reconocido su papel en la sociedad, aisladas por
completo de la vida activa, y entregadas a la crianza de los hijos, a los
oficios domésticos ordenados por sus suegras, a la satisfacción sexual de sus
esposos y a la convivencia con las esposas y concubinas de sus cuñados y de su
mismo compañero. Han soportado el dolor de su esencia femenina que las obliga a
esconder las emociones y a manifestar siempre un respeto y una sumisión propios
de la cultura oriental, así sean maltratadas y reciban golpizas en su nueva
familia. Un papel impuesto por la sociedad y aceptado con resignación, pero protegidas por el Nu Shu que logra traducir sus penas en palabras y dar
comunicación entre ellas de sus más íntimos pensamientos y emociones. Así, después de 80
años, Lirio Blanco nos cuenta su vida y la de su alma gemela que se amaron con
una intensidad que solo es posible entre dos seres privilegiados y que surgió de
lo más profundo de sus corazones.
El abanico de seda nos permite penetrar en la historia de una cultura milenaria desconocida para nuestros
ojos occidentales que la calificamos de violenta e inhumana, pero que resulta
rica en expresiones de una sociedad que da un valor especial a la familia y una
gran consideración a sus mayores. Una forma de exhibir la vida de las mujeres y
de la amistad entre ellas, no aislada del concepto machista de que son la rama
inútil del árbol familiar. LVV
Vale la pena recordar que el NU
SHU estuvo a punto de desaparecer en la mitad del siglo XX, pero la
República Popular China
empezó a considerarlo valioso en la lucha del pueblo
chino contra la opresión y rectificó su posición.
Es por esto que intenta ahora
recuperar textos y conservarlos en el museo de NU SHU.
Además, un
símbolo de represión machista como es el vendado de los pies se extinguió a
finales del siglo XIX
y demoró años en abolir por completo esta costumbre en
las zonas rurales, hasta bien avanzado el siglo XX.
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