viernes, 24 de julio de 2020

LO QUE ESTÁ EN MI CORAZÓN de Marcela Serrano


Parece fácil plasmar lo que está en el corazón, pero no lo es para Camila -la protagonista de esta novela de la escritora chilena Marcela Serrano-, quien tiene que habitar el horror para sentir que está viva y poder reaccionar. Así, a modo de curación y de posible salvación, narra sus vivencias como mujer en distintos lugares de América, donde deja experiencias y reflexiones útiles a sus congéneres en este extraño mundo de hoy. Con una narrativa exquisita, la autora transporta a su protagonista desde Washington a San Cristóbal de las Casas en el estado de Chiapas, México, hasta llegar -sin esperarlo- a Santiago de Chile, su ciudad natal, el lugar de sus afectos. Viaja y regresa, va y vuelve, retorna a su pasado en un renacer que le cuesta, pero que es capaz de resistir y de alcanzar.

Camila reside en Washington con su esposo y acaba de pasar por la peor crisis de su existencia. Ha muerto su bebé de un año, quedando en total desamparo y terriblemente sola. Se encierra en su mundo, ajena a su compañero, a su madre y a todo lo que la rodea. No le importa bañarse o peinarse o vestirse, entregada solo a su dolor. Parece un fantasma y no le perdona a su compañero su fortaleza ante la muerte. Al cabo de un tiempo, recibe la invitación de un amigo de él para ir al estado de Chiapas a cubrir los 6 años del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional EZLN en México. Se sorprende y esto la obliga a reaccionar, dando el sí a lo que sería una aventura inesperada, con vivencias ajenas a la propuesta periodística.

Quiere hacer este viaje “para sentirse libre y lejos de las personas que la aman, pero que también la asfixian”. Desea abandonar ese estado vegetativo que la envuelve y salirse de sí misma, de “esa engorrosa maraña de la inmediatez”. Llega entonces a San Cristóbal de las Casas y se emociona con solo mirarlo: la belleza de este pueblo, su estructura colonial, los paisajes plenos de valles y cerros, el aire limpio y refulgente, la variedad de colores que inundan sus calles y sus mercados de artesanías, el sol que llega a la habitación del hotel, y las personas con las que mantendrá una relación cercana durante su estancia allí. Al mismo tiempo, se atemoriza ante el caos y la contaminación de su ambiente provinciano, la pobreza y la miseria que acompaña a la mayor parte de sus habitantes, y la presencia de movimientos indígenas, paramilitares, guerrilleros y especialmente zapatistas revolucionarios liderados con el comandante Marcos. Camila estará allí poco tiempo, siendo más intensos e impetuosos los últimos siete días, determinantes en su vida.

Será un viaje que la cambiará por completo: se creerá incapaz de sumergirse en una lucha en la que termina siendo su víctima, entenderá las razones de la izquierda revolucionaria en Latinoamérica al igual que su fracaso, y sentirá la atracción más intensa por un hombre con el que desahogará por instantes su más grande pasión. Finalmente, alcanzará la libertad no solo de su cuerpo, sino también de su alma. Se inquietará por la razón de ocupar un espacio en este mundo, y vencerá el temor al riesgo y al futuro. Entenderá que su recorrido no fue en vano ya que huyó de su profunda pena y de su monotonía, para encontrar una manera de construir nuevos pensamientos y emociones. Y siguiendo el consejo de las mujeres mayas al terminar un relato, Camila dirá: Solo puedo contar LO QUE ESTÁ EN MI CORAZÓN. L.V.V.

“Sobrevivir era la consigna, y para ello el concepto de mañana debía arrancarse de raíz, asimilando el recorrido de un solo día como un verdadero triunfo”.

“No hay pena que no empequeñezca con el tiempo, como la mirada adulta sobre las casas de la infancia, cuando se vuelven a ver años más tarde y se encuentran encogidas”.

 “Qué extraño poder logra el tacto, como si una vez que los cuerpos se han hablado, 
el encuentro de la mente es otro, nunca más se retorna al cauce anterior, 
a aquel momento exacto y preciso en que la respiración latió”.

“Los hombres nunca verbalizan lo que nosotros queremos escuchar”.

martes, 23 de junio de 2020

LA PESTE DEL INSOMNIO

ESTRENO DE LA FUNDACIÓN GABO



El 11 de junio de este año, la Fundación Gabo estrenó el cortometraje llamado "La peste del insomnio" con 30 actores de América Latina, dirigidos por el productor venezolano Leonardo Aranguibel. Con esta producción audiovisual de 15 minutos, evocan un fragmento de la obra Cien años de soledad de Gabriel García Márquez en el que relata la peste del olvido que azotó a los habitantes de Macondo y los fue sumiendo en la pérdida de la memoria, hasta que apareció Melquiades con un brevaje que, al fin, pudo salvarlos.

Este grupo de actores y actrices busca "evocar la esperanza en medio de la crisis sanitaria y económica desatada por el COVID-19", a través de esta lectura. Una esperanza que a diario se debe revivir ya que con fe y optimismo se sanan los obstáculos como en tantas situaciones de la historia de la humanidad. 

Estamos viviendo un momento muy difícil pero está en nosotros que amanezca más tarde o más temprano, así que hemos querido, en medio de este confinamiento, recordar que el sol siempre vuelve a salir”, dijo Aranguibel, creador de este proyecto solidario y sin ánimo de lucro.

viernes, 29 de mayo de 2020

REFLEXIÓN ANTE LA INCERTIDUMBRE

"La espera sirve para sublimar el deseo y hacerlo más poderoso"
C.G. Jung


De la noche a la mañana, la vida cambió. Lo que películas de ciencia ficción mostraban a sus fanáticos se convirtió de pronto en una realidad. Aparece una pandemia que a finales de 2019 veíamos como una epidemia china, lejana a nosotros, fuera de nuestro alcance. Sin embargo, observamos cómo se fue acercando, invadiendo nuestras fronteras y acechando hasta el último rincón de nuestro planeta durante este año. ¡Todo el mundo en cuarentena! Fue una orden que debimos acatar en 2 o 3 días, sin tiempo de preparación, de acomodo y mucho menos de previsión de sus consecuencias. ¿Cómo entender esta situación? Cómo interpretarla en una época invadida por la tecnología que nos equipaba con las máquinas de más alto poder, por la presión en el trabajo donde el tiempo apremiaba y las metas eran cada vez más altas, por el desafío de ser el más rico-el más fuerte-el más poderoso sin importar las consecuencias, por el aislamiento del hombre entre los hombres en contacto con una máquina como única compañera, y por la destrucción de la naturaleza que amenaza cada día con la extinción total de sus recursos, incluyendo al mismo hombre. Y aparece el futuro con cara redonda, invadido de espigas que forman una corona, amenazando nuestra especie. “No te acerques que te asfixio, soy más fuerte que tú”. “Necesito reproducirme y al llegar a ti puedo acabar con tu vida”. El resultado es el confinamiento obligatorio para huir de un virus llamado COVID-19. 

Empieza la guerra que antes temíamos y que ahora es frente a un enemigo microscópico e invisible que atenta contra nuestro sistema inmunológico. Se presentan miles de muertos, millones de portadores, aunque -por fortuna- la mitad de estos recuperados. Doloroso escuchar a quienes lo han padecido y han logrado sobrevivir, y más doloroso aun cuando las familias han tenido que olvidarse de sus enfermos en clínicas u hospitales, para obtener al final la más triste despedida: su pariente muerto en fosas comunes o con un adiós casi solitario. Doloroso también el drama de los médicos y profesionales de la salud que no cuentan con la protección necesaria para su trabajo y supervivencia, tampoco con el tiempo y la ayuda estatal para atender innumerables casos. Ni qué decir de los países pobres que con o sin pandemia carecen de elementos básicos para sobrevivir, ni de aquellas naciones cuyos gobernantes juegan a enfrentar el virus, burlándose de él porque no lo ven y porque su piel carece de sensores para captarlo. Y el mundo sigue y no se detiene. Las economías colapsan, las bolsas de valores presentan los niveles más bajos en su existencia, los países ricos aumentan su lucha por el poder mientras los pobres mueren en la miseria, las empresas en su mayoría han ido a la quiebra y surgen a diario millones de desempleados. Qué hacer, cómo sobrevivir, cuándo terminar esta pesadilla.

Mientras tanto, seguimos encerrados en nuestras casas. Algunos de plácemes, otros cargados de actividades –del hogar y del trabajo-, y la mayoría dominados por sentimientos de pérdida, de inseguridad y angustia. Las defensas se han debilitado, al igual que los estados de ánimo, y ha desaparecido la libertad y la seguridad. Ese giro total en la forma de vivir y de actuar vulnera nuestra estabilidad, y las pérdidas se dan no solo por el deterioro biológico, sino por los desajustes sociales y económicos que lo acompañan. Sin embargo, sabemos que en las crisis más profundas y en los tiempos más reacios podemos encontrar una tabla de salvación. No es fácil, pero lo que hemos construido a través del estudio, de la lectura, de las habilidades desarrolladas y los afectos creados nos servirán como plataforma para reactivar la vida, tanto a nivel individual como social. El objetivo ahora es ser mejores con nosotros mismos y con los demás. Volver a mirar y a escucharnos debe ser una tarea diaria que junto con el acercamiento a la cultura y al arte nos ayudará a ser libres y a derrumbar la incertidumbre. La naturaleza es otra fuente de aprendizaje, ella que ha sido tan golpeada por el hombre trata de salir de sus cenizas para darnos valiosas lecciones. Aún no sabemos para dónde vamos y confiamos en que no sea el final de nuestra civilización. Este mundo globalizado y tecnológico tendrá que reactivar la esencia de lo humano para que podamos encontrar el camino que nos retorne a nosotros mismos y al equilibrio social. Porque esa expectativa del futuro tendrá que ser en medio de la serenidad de quienes queremos seguir poblando la tierra un rato más. LVV

“Muchas fragilidades juntas, así sean desde la distancia, nos muestran que no estamos solos y esa compañía se convierte en nuestra fortaleza”.
Citado por Adriana Villegas Botero en La Patria

martes, 25 de febrero de 2020

LARGO PÉTALO DE MAR por Isabel Allende


Después de una lectura descoordinada y bastante pausada de la obra Largo pétalo de mar, al fin encontré el punto final. De esta manera, vuelvo a tomar contacto con mi blog y con la literatura. Muchas ocupaciones me aislaron de ella y es imperdonable decirlo cuando uno de mis mayores placeres es tener un libro entre mis manos. Sin embargo, al iniciar este blog se me ocurre pensar que la obra también generó esta falta de contacto con ella. A pesar de la temática interesante y vital como en todas las obras de Isabel Allende, hallé algunos relatos que pudieron evitarse y un final que parece no encontrar la llegada a su puerta. 

Valioso tener a la historia del siglo XX como testigo de los hechos aquí relatados y en particular estos dos hechos: La Guerra Civil Española con el general Franco a la cabeza y El golpe de Estado del general Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende en Chile. Son acontecimientos que viven los protagonistas en distintos momentos de la obra, los enfrentan con valentía y sobreviven al paso de estas dos tormentas. Así, Victor Dalmau y Roser Bruguera se encuentran en España, a punto de abandonar Barcelona y buscar un exilio que les permita cruzar los pirineos rumbo a Francia. El esposo de Roser está ausente porque ha ido a la guerra y con la ayuda de su cuñado que ejerce como enfermero y de la madre de ambos, esta pareja logra salir del país. No será fácil para ellos, pero tendrán la fortuna de recibir la ayuda del poeta Pablo Neruda quien les permitirá llegar a Chile a bordo del Winnipeg con dos mil refugiados de su país, en 1939. Arribarán a ese “largo pétalo de mar” como lo dice en uno de sus poemas el mismo poeta chileno, y allí encontrarán el mejor recibimiento y una gran acogida que les permitirá adaptarse a una nueva vida durante décadas. Victor se hará médico y Roser una reconocida pianista hasta que el presidente socialista Salvador Allende, amigo de Víctor, es derrocado por Pinochet en 1990. Volverán los obstáculos y el exilio para Victor, marcado ahora por la dictadura, aunque siempre contará con la presencia de Rose.

Estos hechos enmarcan la obra y a su alrededor surgirán muchos otros conflictos y situaciones de la vida diaria que van enriqueciendo la novela y madurando a los personajes principales. En ellos se centra la narración que cuenta con pocos diálogos y una preferencia de la autora por Roser Bruguera a quien le da fuerza, encanto y una capacidad salvadora ante tanto desarraigo. Es una historia de amor que se pone a prueba frente a los hechos históricos ya mencionados que, a su vez, condenan a Victor y a Roser a un exilio prolongado a medida que crecen y envejecen. Esta pareja que realmente no lo es, mantiene una relación que supera todos los parentescos y amistades hasta descubrir después de muchos años lo que realmente significan el uno para el otro. El título de la obra es un homenaje al poeta Neruda, tan cercano a Isabel Allende en su historia y en sus afectos. Además lo tiene presente en los versos que plasma al comienzo de cada capítulo, sin olvidar a Salvador Allende, ese protagonista de la historia chilena y más cercano aún a la escritora. Igualmente, es valiosa la presentación de fotografías con las que la novelista ilustra la parte interior de la carátula y los créditos de dichas imágenes en las últimas páginas del libro. Todo esto nos habla de su amplia documentación y del recorrido por la historia de Chile a través de entrevistas, fotografías y acercamientos a supervivientes del mencionado episodio. Un trabajo, como todos los de Isabel Allende, lleno de amor por su patria y del deseo de rescatar -una vez más- una historia que nunca podrá olvidarse. LVV