“Si escribo es gracias a algún tipo de fuerza que me ha sido otorgada.
Atrapé esa oportunidad por puro azar y
la fortuna me convirtió en novelista”.
“Escribir novelas responde a una especie de mandato interior que te
impulsa a hacerlo. Es pura perseverancia y resistencia, apoyada en un
prolongado trabajo en solitario”.
“Escribir es una alivio psicológico porque no hay nada más estresante
para un escritor que sentirse obligado cuando no tiene ganas”.
Una confesión íntima es este
libro del famoso escritor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949) en el que expone
sus vivencias como estudiante, como lector incansable desde los 10 años, como escritor
de novelas y ensayos por más de 35 años, como individuo del mundo de hoy y, sobre todo, como personaje famoso en el ámbito de las letras. Interesa su lectura
a todos los que amamos la literatura y
estamos cerca de un escritor que año tras año es candidato al Premio Nobel de
Literatura. Después de leerlo nos preguntamos, ¿será posible que logre este
merecido galardón? Según apreciaciones hechas en su obra parece no importarle,
pero sabemos de la importancia de obtener un Premio Nobel y de lo que significó
para él recibir el premio al mejor nuevo escritor de la revista Gunzo, con su
primera obra “Escucha la canción del viento” en 1979.
Resulta valioso leerlo porque no
solo descubrimos a una persona tímida, solitaria y reservada sino también a un
escritor preciso, con traje limpio para enmarcar sus historias y rico en
imaginación. También se confiesa como demasiado individualista,
egoísta y egocéntrico que ha luchado por tener un estilo propio, innovarlo y
hacerlo cada vez más dinámico. Revela todos sus gustos, sus satisfacciones, sus
miedos, inquietudes, rechazos, dificultades y aciertos en este mundo de la
escritura que comenzó en su país y continuó lejos de él. Porque no se considera
patriota, su realidad es ser cosmopolita, con la marca de escritor japonés. Con
seguridad, Murakami disfrutó del relato de esta obra que resulta ser un ensayo autobiográfico
para unos, una novela para otros, un taller para quienes aspiran a
ser escritores y “un observador de sí mismo desde la distancia”.
Ese chico del montón, hijo único de
maestros, que solo se preocupó por leer y escuchar música, llegó a la universidad y se
graduó “sin pena ni gloria al cabo de siete años”. Trabajó bastante para
sobrevivir, invirtiendo por completo la tripleta estudiar-trabajar-casarse. Sin
embargo, cerca de su trigésimo cumpleaños, su vida cambió por hechos que
califica de milagrosos y es cuando toma el papel y la pluma para iniciar su
carrera. No fue tarea fácil, pero paso a paso ha ido reinventando su estilo,
juntando esfuerzo con magia, y talento con originalidad. Además, es un observador
cuidadoso de todo lo que pasa a su alrededor con la intención de enriquecer su
mente, sin olvidar la combinación diaria de trabajo intelectual con ejercicio
físico. Escribe 10 páginas y recorre 10 kilómetros cada día en una rutina muy
organizada. Así ha ido escalando posiciones que lo ubican en la cima de
la literatura de hoy, con lectores de todas las edades y de diferentes fronteras. LVV
“Un escritor es un individuo que crea un mundo propio en su interior y
lo hace crecer día a día”.
“No creo que hubiese nadie que leyera tanto como yo”.
“Si escribir no resulta divertido, no tiene sentido”.